Sólo permanece viejo lo que se mira con ojos de ayer.

sábado, 26 de marzo de 2011

hallarse uno en el otro

No se conocían cuando
se encontraron en la calle,
unos eran marrones y los otros azules
se amaron a la distancia,
durante instantes. No más.
(Pero instantes que se deformaron,
en donde las horas fueron irregulares,
y no empezaban en el 1 ni terminaban en el 12,
donde el comienzo y el final de los minutos
solo era determinado por ellos).

Fue en ese transcurrir
cuando descendieron al fondo de sus fondos,
donde el barro se funde con las nubes
y el horror y el amor no tienen distinción
se buscaron en la otredad
encontrando cada uno su Yo.
¡Se dijeron tantas cosas sin mover los labios
que no necesitaron palabras!

Luego,
ambos sonrieron en el mismo momento,
y corrieron a abrazarse
en ese momento, solo en ése,
ni antes ni después,
se detuvieron las agujas
y los relojes estallaron en pedazos.

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