(es, pues, un enamorado el que escribe y sangra)
y sentía que tu pelo,
que nunca fue lo que más me gustó de vos
me enredaba en llamas
más ardientes que la cara del sol
y sentía que tus ojos,
humedecidos como la palma de tus manos
me decían algo sin resonar:
sin vos no sigo, mi amor
¿y sentiste que mi piel,
tan enferma de desamor y egoísmo
te decía algo sin emitir voz?
No hay comentarios:
Publicar un comentario