(es, pues, un enamorado el que escribe y sangra)
los vampiros de piel morocha y ojos bruscos
que clavan colmillos por las noches
y que me usan de fantoche:
no me importa, siempre los busco
los chicos cuando juegan en la vereda
a la escondida o a la rayuela,
la gente que ríe sola por la calle
y no le importa que su cara se arrugue
de Gieco, el país de la libertad,
de Miguel Abuelo, el candor,
que no todo tiempo por pasado fue mejor
y que mañana es provincia de la libertad
que me busques con tu mirada
y que te sonrías siempre, siempre que me ves
que te quiero al derecho y al revés
y que te amo cuando estás acostada
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